Esta sencilla historia navideña nos hace entender que sólo cuando nos deshacemos de todas las cosas materiales y superficiales que intentan despojar la Navidad de su verdadero significado, sólo entonces podremos recibir el amor de Cristo en nuestro corazón. Un amor que debemos acoger, apreciar y compartir con todos los que viven a nuestro alrededor.